La Iglesia de Santa María de Aguas Vivas es el templo más antiguo de Hervás y uno de sus símbolos más reconocibles. Se alza en la parte más alta del pueblo, donde antiguamente se encontraba un castillo templario, y desde su entorno se disfrutan unas vistas espectaculares del valle y del casco histórico.

Construida entre los siglos XIII y XIV, fue ampliada en los siglos posteriores. De su origen medieval conserva elementos del gótico rural, como el ábside y algunas bóvedas. La estructura actual presenta una mezcla de estilos, fruto de las sucesivas reformas: muros de mampostería, contrafuertes, una sólida torre cuadrada y detalles renacentistas y barrocos.

El interior, sobrio y de una sola nave, acoge varios retablos de gran valor, entre ellos el retablo mayor, presidido por la Virgen de Aguas Vivas. La iglesia debe su nombre a esta advocación mariana, muy venerada en la comarca.

La Fuente Chiquita es uno de los rincones más pintorescos y fotografiados de Hervás. Situada en la parte baja del barrio judío, junto al cauce del río Ambroz, este espacio combina naturaleza, arquitectura popular y un ambiente sereno que invita al descanso.

Junto a la fuente, construida en piedra y rodeada de vegetación, se levanta un puente medieval de un solo arco, también conocido como puente de la Fuente Chiquita, que durante siglos fue el principal acceso al pueblo desde el sur. Su silueta, enmarcada entre árboles y casas de entramado, forma una estampa inolvidable.

Es un lugar ideal para detenerse a escuchar el murmullo del agua, refrescarse en verano o simplemente disfrutar del entorno. También es uno de los puntos clave en el recorrido del barrio judío, y desde aquí parte un agradable paseo a lo largo del río.

Un rincón con alma, donde la historia y la naturaleza se dan la mano.

El Puente de Hierro de Hervás es una de las construcciones más singulares del valle y un testigo del pasado ferroviario de la región. Fue construido a principios del siglo XX como parte del trazado de la antigua línea ferroviaria que unía Plasencia con Astorga, conocida como la Ruta de la Plata. Aunque hoy los trenes ya no circulan por este trazado, el puente ha sido recuperado como paso peatonal dentro de la Vía Verde del Ambroz, un recorrido muy popular entre senderistas y ciclistas.

Su estructura metálica, de estilo industrial, contrasta con la naturaleza que lo rodea, creando un paisaje fotogénico y lleno de personalidad. Desde el puente se pueden contemplar hermosas vistas del valle, los bosques de ribera, el río Ambroz y, en otoño, un mosaico de colores que lo convierte en uno de los mejores miradores del entorno.

Situada en la Plaza del Convento, esta iglesia del siglo XVII fue reformada por los Padres Trinitarios y destaca por su elegante fachada post-herreriana, réplica de la iglesia de San Nicolás de Valladolid.

Construida con ladrillo rojo y sillería granítica, su interior alberga un magnífico retablo mayor de Francisco Cutanda (escuela de Gregorio Fernández), decorado con figuras de santos trinitarios y la Virgen coronada.

La nave central está cubierta por una bóveda de cañón, ricamente decorada con yeserías, pinturas geométricas y escudos trinitarios. En las capillas laterales destacan el altar del Santísimo Cristo del Perdón y los retablos barrocos del crucero, de gran valor artístico.

Ubicado en un antiguo palacio del siglo XVIII, el Museo Pérez Comendador-Leroux es uno de los espacios culturales más destacados del norte de Extremadura. Este museo rinde homenaje a dos figuras fundamentales del arte español del siglo XX: el escultor Enrique Pérez Comendador, nacido en Hervás, y su esposa, la pintora francesa Magdalena Leroux.

La colección permanente alberga una muestra representativa de la obra escultórica de Pérez Comendador —desde bocetos hasta piezas monumentales— junto a pinturas, dibujos y estudios de Leroux. Juntos, ofrecen una visión íntima del proceso creativo y de la relación entre ambos artistas.

Además de la colección estable, el museo acoge exposiciones temporales, conciertos de cámara, conferencias y actividades educativas, lo que lo convierte en un centro cultural activo y dinámico dentro del valle.

Un rincón botánico sorprendente en Hervás.

A pocos minutos del centro de Hervás, este pequeño pero encantador jardín privado alberga una colección única de cactus y plantas suculentas, reunidas con mimo por su propietario a lo largo de los años. El Jardín de los Cactus es un espacio singular, donde la aridez se convierte en arte y cada planta tiene su lugar entre piedras, maderas y esculturas.

La visita ofrece un recorrido tranquilo entre especies exóticas, muchas de ellas poco comunes en la Península, y es ideal tanto para amantes de la botánica como para quienes disfrutan descubriendo lugares diferentes y con encanto personal.

El entorno, cuidado al detalle, permite apreciar la belleza de estas plantas resistentes en un contexto semisalvaje, con vistas a la sierra y al valle. También cuenta con piezas artesanales, bancos para descansar y un ambiente relajado que invita a la contemplación.

Aunque no es un jardín público, la entrada es gratuita.

En pleno barrio judío de Hervás, entre casas de adobe y madera, se esconde un rincón único: la Callejilla, conocida por muchos como la calle más estrecha de España. Con apenas 50 centímetros en su punto más angosto, esta minúscula vía peatonal es uno de los lugares más curiosos y fotografiados del pueblo.

Más que una calle, es casi un pasadizo entre viviendas antiguas, testigo del urbanismo medieval del casco histórico. Atravesarla es toda una experiencia (y también un reto para hombros anchos o mochilas), que conecta directamente con la esencia laberíntica y encantadora del barrio judío.

La Callejilla no es solo una anécdota arquitectónica: forma parte del trazado original del barrio hebreo, uno de los mejor conservados de Extremadura. Pasear por estas callejuelas es viajar en el tiempo y entender cómo se vivía siglos atrás en Hervás, entre patios, callejones y balcones floridos.